Alicia Koplowitz ingresa en la Academia con un discurso sobre la ‘emoción’ de coleccionar
La empresaria y mecenas madrileña fue elegida académica honoraria en diciembre del año pasado, a propuesta del arquitecto Rafael Moneo, la pintora Carmen Laffón y el historiador Francisco Calvo Serraller. Hace dos días se hizo efectivo el ingreso, tras la lectura de su discurso, en el que defendió «la libertad en la elección» de cada pieza adquirida y su capacidad para evocar en ella «alguna memoria personal».
Alicia Koplowitz hizo el pasado domingo su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Acompañado por Rafael Moneo y Gregorio Marañón, la mecenas del arte pronunció una emotiva disertación en torno a su particular interés por las Bellas Artes, desde el primer impacto que le produjo la contemplación de Las meninas y sus iniciales adquisiciones en subastas, hasta la reunión de uno de los mejores y más completos conjuntos de obras maestras de nuestro país.
«Los coleccionistas establecemos con las obras un cruce de caminos. En mi caso recuerdo con precisión el momento en el que cada una ha llegado a mi vida y todas, sin excepción, me llevan a alguna memoria personal”, manifestó Koplowitz, bajo la atenta mirada de su hijo Alberto y de su hermana Esther.
Su predilección por las obras de los siglos XVIII, XIX y XX se explica «porque allí se concentraron trágicos eventos históricos que abrieron al arte muchos modos nuevos de expresión», confiesa. Aunque en realidad el criterio que mejor define su colección es el eclecticismo y un gusto muy personal. «No hay pasos previamente determinados ni directrices. Hay libertad en la elección y la confianza de que toda pieza irá encontrando su sitio», leyó Alicia, convertida ya en la segunda mujer que ostenta el título de Académica honoraria.
La primera, Carmen Giménez, fue precisamente quien pronunció la réplica en nombre de la institución. «El arte desencadena emociones (a veces incluso conmociones) y estas pueden despertar en nosotros formas libres de memoria. Existe un importante vínculo, un tejido común, entre el arte de coleccionar y el devenir de la memoria», manifestó la historiadora y comisaria.
Durante su intervención, Giménez agradeció a la empresaria su labor constante de «búsqueda de nuevas formas de modernización de la belleza», no solo dentro del clasicismo sino también entre las vanguardias de los siglos XIX y XX. “Me complace pensar en la colección de Alicia como un recorrido por las sensaciones y recuerdos en los que habita. Y, asimismo, no puedo dejar de pensar también en la forma mediante la que su colección contribuye a dignificar y poner en valor la figura de la mujer sobre el oscurantismo en que se han visto confinadas tantas de ellas a lo largo de la historia».
Alicia Koplowitz estudió en el Liceo Francés de Madrid y completó su formación en Economía y Bellas Artes en la Universidad Complutense. Es presidenta de Omega Capital desde 1998 y de la Fundación que lleva su nombre, desde donde ha desarrollado una intensa actividad filantrópica en los ámbitos social, científico y cultural.
Su pasión por el arte ha dado como resultado una colección particular de una calidad excepcional, con obras maestras que abarcan desde el siglo XVI hasta nuestros días. Todas ellas son reflejo de su propio gusto estético y, aunque priman los nombres españoles, también cabe destacar la presencia de representantes internacionales como Tiepolo, Canaletto, Rothko o Weiwei.