El Nueva York marginal de los años ochenta, en Madrid
El Museo Reina Sofía (MNCARS) inauguró el pasado martes la exposición David Wojnarowicz: La historia me quita el sueño. Se trata de toda una apuesta, pues recupera la multifacética obra creativa del artista, escritor y activista norteamericano David Wojnarowitz (New Jersey, 1954-Nueva York, 1992), al que por primera vez se dedica una gran exposición retrospectiva. Reúne unas 200 piezas, buena parte de ellas pertenecientes a colecciones particulares norteamericanas y nunca antes expuestas al unísono.
Para poder llevarla a cabo ha sido necesaria, además del MNCARS, la conjunción del neoyorquino Whitney Museum of American Art y del Musée d’Art Moderne Grand-Duc Jean (MUDAM) de Luxemburgo. Así lo pusieron de manifiesto durante la rueda de prensa Manuel Borja-Villel y los comisarios de la misma, David Breslin y un emocionado David Kiehl. Éste último, en calidad de conservador del Whitney Museum, relató cómo fue el proceso de recuperación de la obra del artista, al que conoció personalmente, para su institución. Por su parte, tanto Borja-Villel como David Breslin, aludieron en numerosas ocasiones el compromiso de la muestra por presentar ante los espectadores a un Wojnarowicz defensor a ultranza de todo aquel, y también de todo aquello, vulnerable de ser atacado por marcar la diferencia respecto de la sociedad que le tocó vivir.
Homosexual y seropositivo, David Wojnarowicz se convirtió en un ardiente defensor de las personas enferma de sida en una época, la de los ochenta y principios de los años noventa; y en una ciudad, Nueva York; en la que muchos amigos, incluido su pareja y mentor, el fotógrafo Peter Hujar (1934-1987), murieron ante la pasividad de las instituciones. Es en esta línea del artista como un ser marginal que presenta, ante quien lo mira y sin escrúpulos, la fragilidad del ser humano, donde su producción cobra verdadero sentido. Para lograrlo empleó todos los medios posibles: desde la fotografía, la pintura, la música, el cine, hasta el activismo político y la literatura.
Es este último concepto -la literatura- algo fundamental en su carrera, que desarrolló además de una manera autodidacta. Como señaló David Breslin durante la presentación de la exposición, Wojnarowicz fue poeta antes que artista. Y en su mundo creativo tuvieron especial protagonismo el iconoclasta poeta francés Arthur Rimbaud (1854-1891), al igual que los escritores William S. Burroughs (1914-1997) y Jean Genet (1910-1986).
La exposición gira en torno a siete secciones que, de manera cronológica, jalonan la trayectoria del artista. Por ello parte desde lo más suburbial de principios de los años ochenta, cuando su principal escenario de trabajo eran los edificios abandonados de los muelles del río Hudson. A partir de ahí avanza hacia su implicación, cada vez mayor, no sólo por los asuntos relacionados con la homosexualidad y el sida, sino también hacia la crítica despiadada de los conflictos armados de la época y a la destrucción de la naturaleza ante la pasividad de las instituciones. La relación con Peter Hujar, al que Wojnarowicz describió tras su muerte en 1987 que había sido “mi hermano, mi padre, mi vínculo emocional con el mundo”, ocupa un papel central dentro de la muestra.
David Wojnarowicz: La historia me quita el sueño, podrá visitarse hasta el próximo 30 de septiembre. Posteriormente viajará al MUDAM de Luxemburgo, donde permanecerá hasta el 2 de febrero de 2020.