Imágenes en movimiento de Javier Téllez en el Guggenheim Bilbao
Desde la semana pasada el Museo Guggenheim Bilbao acoge la exposición Teatro de sombras, comisariada por Manuel Cirauqui, que incluye dos obras de Javier Téllez (Valencia, Venezuela, 1969), videoartista y y video instalador afincado en Nueva York, en la sala Film & Video, espacio que el museo bilbaíno viene dedicando a presentar obras claves del videoarte, la videoinstalación y las imágenes en movimiento como un singular lenguaje artístico. La muestra permanecerá abierta hasa el 18 de noviembre.
En el caso del artista venezolano su trayectoria se ha ido articulando en torno a dos ejes: el primero supone una reflexión constante sobre la historia de la imagen en movimiento, sus iconos, protocolos sociales y formas de relación específicas; y el segundo, la involucración sistemática de incorporar en su producción a grupos y comunidades excluidas en la normalidad política y cultural como personas con capacidades diferentes o refugiados.
En las dos obras que presenta en Bilbao los refugiados son protagonistas de los dos videos- Bourbaki Panorama y Teatro de Sombras- creados por Javier Téllez para la Kunsthaus de Zurich hace cuatro años. La segunda de ellas, que da título a la exposición, es una película muda, en blanco y negro, en la que han participado refugiados donde ellos mismos cuentan por medio de fábulas y de breves escenas su itinerario vital, usando solo sus cuerpos y manos, que dan coherencia al relato. Temas como la exclusión de la vida social y política del país de acogida se expresan sin voz ni sonido, lo que supone la privación de voz para este colectivo.
Y lo hace con la irrupción de La mano de Giacometti, una obra cumbre del genio suizo con una versión original en yeso, y a partir de ahí la sombra proyectada en la pared, cuyo perfil delimitado tiende a la abstracción y universalidad del teatro tradicional de sombras.
Bourbaki Panorama es también un film mudo que muestra a un grupo de refugiados que giran en círculo a una de las pinturas panorámicas más importantes de la historia europea, creada en 1881 y que se expone habitualmente en la ciudad suiza de Lucerna. Cuenta el éxodo alpino de 87.000 soldados franceses en busca de asilo tras su derrota contra las fuerzas prusianas, un hito histórico en la conocida y ponderada neutralidad suiza y en su rol como país de asilo. El lenguaje utilizado por Javier Téllez evoca el espíritu pre-cinematográfico del siglo XIX, y vemos cómo los personajes parecen estar atrapados en el bucle de la historia.
Y nuevamente la escultura de Giacometti anteriormente citada, esta vez en bronce, se erige en símbolo de la visión terrible de la Segunda Guerra Mundial o de cualquier contienda militar para que las posibilidades de lectura del espectador se amplíen: la marginalidad del migrante, el desgarramiento social y muchas veces el desconocimiento de la historia del país de asilo, todo en un movimiento circular en torno a la pintura mural que finalmente supone una mirada lúcida sobre las armas y la guerra.