Atractivas piezas de escultura, tapices, y de nuevo plata, para esta licitación del mes de junio en la sala de la avenida Menéndez Pelayo
Bruselas fue, desde finales del s. XV, la ciudad europea donde se concentraron las mayores y más productivas manufacturas de tapices. Una serie de factores hicieron que se convirtiera en el centro de producción más importante de su tiempo; por un lado el establecimiento de la corte de Borgoña, hizo que aumentara su fabricación con el fin de atender la demanda para la decoración de sus palacios, así como el enriquecimiento de sus espacios de ocio, fiestas o representaciones teatrales, muy del gusto de aquella Corte. Así mismo, la destacada escuela de pintores que ya existía allí, contribuyó al aumento considerable de su elaboración, ya que la figura de estos, era de vital importancia para la realización de los bocetos para cartones. Y por último la existencia de un importante gremio de tejedores y tintoreros ayudó con sus ordenanzas a establecer un férreo control sobre la calidad de sus productos.
“Tapiz de Bruselas” se convirtió en una etiqueta de calidad, hasta el punto de que en el año 1528, los tejedores son obligados a marcar las piezas con la doble B-B (Bruselas – Bramante) y con su firma personal, con el fin de controlar su producción y evitar las falsificaciones. En 1544, esta norma se generalizó en los demás centros manufactureros. Es así como se marca este estupendo tapiz (750) en el orillo inferior, B-B entre escudete y H. Reydams, correspondiente al taller de Heinrich Reydams, activo entre 1629 y 1669. Algunos de las obras de este autor se encuentran en el Ayuntamiento de Madrid, como los tres pertenecientes a la Escuela de Equitación, entorno a 1650-1660, como “El nacimiento del caballo”, “Caballero realizando una croupade” o “El Mezair”. Del Museo de Artes Decorativas de Madrid destaca uno de la serie de Escudos de Armas, realizado hacia 1700, del tipo sobrepuerta, con el escudo de Armas de don Francisco Bernardo de Quirós, que ocupó el puesto de gobernador en los Países Bajos. En este que sacan a la venta se representa una escena de ofrenda a Júpiter, con unas medidas de 300 x 403 cm, se ha estimado por él un precio de salida de 50.000 euros. Un cifra demasiado elevada para lo que se están vendiendo este tipo de piezas en subastas.
También de Flandes es el 749, un fragmento de tapiz del s. XVII en el que se representa la escena de la “Adoración del Becerro de oro”, y que pertenecería a una composición del cuadro completo. Posiblemente siguiendo modelos de Rubens. Los 7.000 euros de su tasación inicial pueden deberse a las diferentes restauraciones, así como el hecho de no tratarse de una pieza completa, aún así su precio resulta excesivo.
Otro de los apartados a destacar es la escultura, más concretamente la colección de obras romanas de los siglos I a III, y que suelen ser muy atractivas para los inversores. De estas sobresalen sobretodo el 737 y 738. Dos cabezas, masculina y femenina en mármol blanco de unos 30 cm de altura, pertenecientes a la Escuela Romana de los siglos II-III d.C. Y por las que piden 6.000 y 11.000 euros respectivamente. El 739, 740 y 742, son relieves, el primero de comienzos del s. III en el que se representan figuras de guerreros, comenzará en 3.200 euros. El segundo, son tres relieves provinciales del s. II-III, en barro cocido y por los que piden 4.800 euros. Y el tercero data del s. I, un perfil masculino en mármol, probablemente de la Dinastía Julio Claudia, se cree que podría venir de Libia, y se podrá empezar a pujar por él en 6.000 euros.
La plata es la otra de las secciones más sobresalientes de esta edición, fundamentalmente por dos importantes piezas del s. XVII, me refiero al 752, un jarro de pico en plata sobredorada, con marcas de la localidad Madrid Villa y Corte y del platero, Andrés Sevillano, del primer tercio del s. XVII. Muy a menudo nos encontramos a la hora de describir a este tipo de piezas, como jarras, pero como dice José Manuel Cruz Valdovinos, su única denominación correcta es la de “jarro”, describiéndole como “de pico” por el que lleva en la boca. No se le puede confundir, ni por su tipo, ni por su función con la jarra, ya que esta tiene dos asas y se la utiliza en muchas ocasiones como florero para servicio en oratorios. Aclarado esto, este ejemplar nos recuerda a los del grupo vallisoletano, cuyos elementos más característicos son el asa de 7, forma casi plana de la base del cuerpo, prolongación del pico con mascarón (barbado feroz o joven velada), y adorno del friso con motivos geométricos no naturalistas. En esta época, se impone el cuerpo sobre un pie apenas elevado, frente al equilibrio renacentista, con una visión más manierista. En plata sobredorada y con un peso de 1.230 grs. su tasación inicial es de 30.000 euros. De esta misma época es el magnífico plato ornamental (751) en plata sobredorada, punzonado en Barbastro/Cataluña y con marcas de platero, Andrés Subías. Presenta forma circular, y gran tetón y alero volado con doble cenefa, decorado con motivo de ontario y gallones al sesgo. Con un peso de 2.250 grs. y un diámetro de 43,5 cm, partirá de 30.000 euros un precio muy elevado si tenemos en cuenta los 15.000 euros en que comenzó uno similar de época Felipe IV, h. 1650 en la licitación 76 de Alcalá subastas con el lote 238 rematándose en 22.500 euros bastante por debajo de este. O el lote 966 de esa misma sala en la subasta 68, fechado en Zaragoza hacia 1630 blasonado en plata española sobredorada, en aquella ocasión comenzó en apenas 4.000 euros y subió hasta 8.500.
Del siglo XVIII de época Carlos IV, llama la atención el 757, una sopera en plata con marcas de la localidad, Madrid y del platero, Cayetano Pisarello. Con diseño neoclásico propio de ese periodo, tiene un peso de 1.600 grs. y por ella piden 6.000 euros para empezar a pujar. De este momento también son la pareja de ciriales (756) realizados en plata repujada y cincelada del platero Gregorio Izquierdo y la localidad de Valladolid en el año 1795. Tienen una altura de 190 cm. y partirán de 4.000 euros.
Me gustaría recordarles que Sala Retiro colabora en la venta de la pulsera solidaria, diseñada en exclusiva para la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) por Elena Carrera. Se trata de una joya artesanal en plata de 1ª Ley con baño de rodio blanco, y se podrá comprar por 30 euros, destinando su beneficio de venta íntegro para dicha asociación. Mariano Santos @AntgOln