Sotheby’s sigue apostando por el arte aborigen
Por tercer año consecutivo la casa de subastas inglesa triunfa en Londres con su venta dedicada a piezas australianas
Fue una apuesta arriesgada por parte de Tim Klingender, especialista de arte australiano, el llevar a cabo hace ya tres años la primera subasta dedicada exclusivamente a obras aborígenes fuera de Australia. Tradicionalmente, sus compradores habían sido coleccionistas australianos y se desconocía si serían igualmente atractivas a nivel internacional. La duda se despejó con aquella primera venta, que resultó un rotundo éxito, de tal manera que desde entonces se ha venido celebrando anualmente una subasta con las obras más sobresalientes de artistas aborígenes desde el siglo XVIII hasta nuestros días.
La licitación del pasado día 14 se resolvió igualmente exitosa, con la gran mayoría de lotes vendidos y con algunas piezas muy sobresalientes. Caben destacar las pinturas de Emily Kame Kngwarreye (1910 – 1996), siete en total y, entre ellas, el lote 38 Kame – Summer Awelye II, que alcanzó 309.000 libras. Fue el remate más elevado. Esta pintura, fechada en 1991, se encuentra entre las primeras que realizó la artista con acrílico y en un formato de tan grandes dimensiones (135 x 300 cm).
Sus obras, que se han puesto en relación con el expresionismo abstracto, tienen su origen en realidad en los rituales religiosos de las tribus indígenas australianas. Si bien comenzó su carrera como artista casi a los 80 años, se convirtió rápidamente en una de las autoras más representativas de su país, llegando a representarlo en la Biennale de Venecia un año después de su muerte. Su presencia en subastas se ha venido afianzando en los últimos años, de hecho estuvo presente en la primera venta de este tipo en Sotheby’s. Alcanzó el pasado noviembre el récord de venta para una artista mujer australiana con 2,1 millones de dólares en una subasta celebrada en Sidney.
En cuanto a las piezas más clásicas, el lote 4, un escudo de madera del siglo XIX, resultó toda una sorpresa porque se remató por más del doble de su high estimate, 72.500 libras. Hace un año se ofreció una pieza de características muy similares que rondó 30.000 libras. Esta tendencia muestra que el interés general de los compradores por este tipo de objetos ha aumentado.
De igual manera, el que muchos de los pujadores fuesen estadounidenses y europeos habla de un mercado en expansión que, seguro, aún tiene muchas sorpresas y obras de excepcional calidad que ofrecer.
Una serie de escudos pintados también despertaron interés entre los compradores. De entre todos ellos, el lote más exitoso fue el 7, rematado en 37.500 libras. Estas piezas curiosamente no tenían una función meramente ritual sino que eran utilizadas en enfrentamientos armados, por lo que es común ver que su estado de conservación es peor que otras de la misma época. Aun así las decoraciones pintadas, de carácter geométrico, resultan muy atractivas por su fuerza y sencillez.
Esperamos que estos resultados animen a la casa de subastas inglesa a seguir apostando por este nuevo mercado lleno de posibilidades y que permita seguir admirando piezas de tanta variedad en siguientes ediciones. Héctor San José.