Sorolla, “influencer” del XIX-XX
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y el Museo Sorolla organizan una exposición dedicada a la presencia de la moda en la obra de Joaquín Sorolla que tendrá lugar, de manera simultánea y complementaria en ambas sedes, del 13 de febrero al 27 de mayo de 2018. Comisariada por Eloy Martínez de la Pera, la muestra reúne más de setenta pinturas procedentes de museos y colecciones privadas nacionales e internacionales -algunas de ellas nunca expuestas públicamente-, junto a un destacado conjunto de vestidos y complementos de época, con valiosas piezas prestadas también por importantes instituciones y colecciones particulares y muchas de ellas inéditas.
“Se me saltaron las lágrimas al ver el montaje terminado, estas piezas que son de primera calidad se conjugan a la perfección. Va a impactar mucho al visitante, estoy convencida” confesó Consuelo Luca de Tena, directora del Museo Sorolla. A lo que el comisario añadió: “Este proyecto ha trascendido más de lo que pudiésemos haber imaginado”.
Y efectivamente es impactante. El proyecto nos propone una nueva mirada a los retratos del artista, con la que descubrimos la sociedad aristocrática europea de 1900, a la mujer y a la belleza. Todo a través de otra de las pasiones del artista: la moda.
Sorolla es el cronista perfecto de los cambios en las tendencias y estilo de la indumentaria de finales del siglo XIX y principios del XX. Sus cuadros reúnen un evocador catálogo de vestidos, joyas y complementos realzados por su trazo suelto y vigoroso. El interés del pintor por la moda queda patente, además, en la documentación disponible como fotografías, bocetos o cartas con continuas referencias a diferentes aspectos del vestir.
La exposición se centra particularmente en los retratos femeninos pintados por el artista entre 1890 y 1920, que dialogan en las salas con vestidos y complementos de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Leyendo entre líneas se descubre el cambio del rol de la mujer en esta época, que dejan atrás los corsés y se visten para ellas mismas con prendas más atrevidas. Es una etapa en la que la población femenina empieza a salir a la calle sin necesidad de ser acompañadas de un hombre.
La muestra se divide en cuatro secciones:
Sorolla íntimo no se sale de la tradición de su estilo, representar a la que siempre será su modelo favorita y única musa, su esposa Clotilde. Destaca su retrato con traje negro del MET (1906) donde se valora la maestría del tratamiento del negro y sus texturas según el tipo de tejido.
El retrato de sociedad es un escaparate de la aristocracia europea de la época describiendo y descubriendo en ellos el alma de una élite y su deseo de reconocimiento. Algunos de los retratos y vestidos incluidos en esta sección se hacen eco de las últimas tendencias en el vestir, mientras que otros, más clásicos, reflejan una moda que dirige su mirada al pasado. La Reina Victoria Eugenia (1911), de la Hispanic Society of America, y un vestido de baile de Charles F. Worth (hacia 1896) de la colección Francisco Zambrana, o el Retrato de María Lorente (1905), de una colección privada, y un traje de novia (1907) de Antonia Montesinos del Museo del Traje de Madrid, son ejemplos de ello.
Quizá una de las secciones más atractivas del recorrido es la que más se relaciona con las escenas de playa de Sorolla. Veraneo elegante expone esos trajes y vestidos blancos que vemos en los lienzos pintados en Zarautz, Santander, San Sebastián, la Costa Brava o las playas de Levante.
En París y la vida moderna destaca Elena con túnica Amarilla (1909) la obra portada del proyecto. Este lienzo es de una colección privada y resume la esencia de la exposición. En él aparece retratada su hija Elena, a sus 14 años de edad con un vestido poco habitual en esa época. Esta prenda rompedora se la envió su padre desde Venecia. Se lo compró a Fortuny 18 meses después de diseñarlo. El vestido de Delfos solo la llevaban las mujeres con tremenda personalidad. Este mismo retrato aparece curiosamente en una de las guirnaldas que decoran el comedor de la casa-museo de Sorolla. El catálogo nos cuenta que Elena, la hija menor, era especialmente presumida y coqueta. Le gustaba la moda y los abalorios. Su padre disfrutaba regalándole prendas a la última de la moda europea.
En el Museo Sorolla, la exposición se adapta a sus espacios, muy marcados por su condición de casa y por haber conservado casi intacto su ambiente original y todo su mobiliario. Se aprecian especialmente retratos familiares junto con los objetos originales que se representan, encargos como el de la reina María Cristina. Después de contemplar esta suma de piezas es inevitable reconocer la modernidad, elegancia y estilo de la familia Sorolla.