OPTIMISMO Y VENTAS MODERADAS EN FERIARTE 2016
Optimismo moderado. Esa era la percepción ayer entre la mayoría de los galeristas participantes en la presente edición de FERIARTE. La Feria de Arte y Antigüedades celebra sus 40 años con la tranquilidad de haberse situado entre las ferias referentes en España, pero también con el reto de seguir siendo el lugar ineludible al que acudir para comprar mobiliario, pintura y escultura de calidad. A lo largo de estas cuatro décadas, tanto organizadores como participantes y público han tenido la oportunidad de ver la evolución del mercado y de los intereses coleccionistas, que cada vez más tienen la vista puesta en lo contemporáneo. Tal vez por eso, la feria ha ido incorporando más nombres modernos, porque el público ha acogido con entusiasmo la nueva oferta.
“Los artistas vivos que hemos traído son los que más están triunfando”, admiten desde la Galería Hispánica. El escultor Rafael Barrios y el artista urbano que firma como Mr. Brainwash es la primera vez que acuden a la feria, pero han acaparado varias miradas. Sus precios oscilan entre los 7.000 y los 50.000 euros. Algunas de sus obras ya han encontrado comprador, por eso los galeristas están “razonablemente contentos”. Han vendido obras por valor de entre 5.000 y 10.000 euros. Con respecto a las pinturas de Manolo Valdés (75.000 euros) y Carlos Saura (80.000 euros) que cuelgan de otra pared del stand se muestran más cautos, prefieren no dar más detalles hasta que finalice la feria, el próximo domingo.
Algo parecido ocurre con la pieza estrella de Feriarte: Un hebreo de Joaquín Sorolla. Esta obra, fechada en 1898, figura como una de las más atractivas de la presente edición; de hecho, tiene un cordón delante para evitar que la gente se acerque demasiado. Los ojos acuosos del personaje miran al espectador por primera vez en 100 años, que son los que hace que no se mostraba al público la obra. Un hebreo se subastó en 1901 a beneficio de la Asociación de la Prensa en Madrid y desde entonces había permanecido oculta. Hasta el pasado mes de marzo, cuando Bonhams sacó a pujas el retrato; entonces nadie pagó las 300.000 libras de salida que pedían por ella (la oferta más alta se quedó en 260.000). La cifra que pide en la feria Gothsland Galería de Arte –1,2 millones de euros– parece excesiva, pero es posible que se venda, según anuncian los galeristas.
Otro autor del siglo XIX, Ramón Casas, acapara la atención del stand de Mercè Ros. La Cordobesa del modernista catalán se vende por 325.000 euros y varios coleccionistas se han mostrado interesados; lo mismo que por el Retrato de Porfirio Díaz de José Cusachs, cuyo precio es 75.000 euros. También ofrece una Cena de Emaús del taller de Zurbarán –180.000 euros–, que es copia de la versión que se conserva en la Catedral de México. No se vende, pero sí se puede disfrutar, la pequeña muestra monográfica sobre Luis Masoni que han organizado en la parte trasera del stand.
Por su parte, en Palau Antigüitats se muestran contentos, porque han vendido varios objetos diversos, además de un par de grabados de la serie Los Disparates de Goya y otro firmado por Fortuny. “El stand ha gustado mucho”, explican, por el diseño del espacio, concebido como una especie de wunderkammer donde elementos de diversa índole descansan sobre una librería de farmacia. “He tenido que reponer prácticamente todos”, afirma con entusiasmo el galerista.
Uno de los atractivos de esta 40 edición de la feria es la disposición de los stands, organizados de forma autónoma e independiente. Cada uno se ha repartido los metros cuadrados como ha querido, de modo que encontramos espacios cubiertos con lonas que tamizan la luz para crear un ambiente íntimo en el que contemplar tablas flamencas –en la Galería Theotokopoulos–, frente a un espacio abierto y luminoso, recreando un exterior, en Antigüedades Fernández (que exhibe estanques y piezas de piedra de grandes dimensiones). Esta libertad y variedad de rincones expositivos se agradece en la visita, y contribuye a hacer más interesante el recorrido entre pasillos. Sol G.Moreno