De izquierda a derecha: María Álvarez, restauradora del Museo del Prado; Miguel Zugaza, director del Museo del Prado; Anabel Morillo, directora general de la Fundación Focus-Abengoa; Javier Portús, jefe de Departamento de Pintura Española del Museo del Prado, y Miguel Falomir, director adjunto de Conservación e Investigación del Museo del Prado.
‘SAN PEDRO PENITENTE’ LUCE DE NUEVO
El Prado y la Fundación Focus-Abengoa presentan la restauración de la obra maestra de Murillo pintada para el Hospital de los Venerables.
El director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, y la directora general de la Fundación Focus-Abengoa, Anabel Morillo, acompañados por el conservador Javier Portús, y María Álvarez, restauradora de la obra, han presentado la instalación especial de la obra San Pedro penitente de los Venerables de Murillo. La tela, propiedad de Abengoa, ha sido cedida a la Fundación Focus-Abengoa para su incorporación a la colección permanente del Centro Velázquez –ubicado en el mismo Hospital de los Venerables– tras su adquisición, procedente de una colección particular del Reino Unido.
La obra llegó directamente al Gabinete Técnico y Laboratorio de Análisis del Prado para ser sometida a un estudio previo a la limpieza acometida en sus talleres de restauración, que ha recuperado la claridad de la composición concebida por el autor y permite apreciar los recursos técnicos y estilísticos empleados por Murillo. Pintado para Justino de Neve y legado por éste al Hospital de los Venerables en 1685, el San Pedro penitente de los Venerables se exhibe temporalmente –hasta el próximo 17 de enero– en el Museo del Prado acompañado por otras pinturas del sevillano, para después regresar definitivamente al Hospital de los Venerables de Sevilla.
Javier Portús, conservador responsable de la colección de Murillo en el Museo del Prado, destacó durante la presentación del cuadro restaurado que esta obra del pintor sevillano sirve para poner en valor la composición dentro de su trayectoria artística. Y añadió que, aunque la obra partía de una estampa de Ribera, Murillo supo conferir a la obra esos recursos marcadamente naturalistas pero con una escala monumental y sobre todo se ve cómo avanza progresivamente hacia el color.
Por su parte, María Álvarez, restauradora de la obra, dijo que esta se encontraba en buen estado de conservación pero que le faltaba luz. Y subrayó que la restauración ha permitido descubrir aspectos fundamentales como la composición, el encuadre, el sentido de la proporción y, por encima, ese modo de utilizar una luz tenue, de poco contraste, pero que sirve para observar la versatilidad de su pincelada.
Desde el año 2005 la obra estaba en manos de un coleccionista de origen iraní que residía en la Isla de Man, en el Reino Unido, algo que fue descubierto hace tres años, gracias a una exposición sobre Justino de Neve organizada por el Prado, la Fundación Focus-Abengoa y la Dulwich Gallery de Londres. En la iglesia del Hospital se conserva el retablo en el que se expuso desde al menos 1701 hasta que, durante la Guerra de la Independencia, la obra fue confiscada por el mariscal Soult, en cuya colección permaneció hasta su muerte en 1851. Desde entonces la obra ha permanecido en colecciones privadas. Abengoa ha adquirido la obra en 6 millones de euros.