Un refugio de alma gallega

Un refugio de alma gallega

Situado frente a la playa de Lourido, el Parador de Costa da Morte atesora una colección artística contemporánea, que dialoga estrechamente con el territorio y la cultura gallega. Escultura y fotografía a la que ahora se suma la pintura de compromiso, con la incorporación de tres obras de Sofía Gandarias, dedicadas al accidente del Prestige.

Cuando hablamos de Paradores, nuestra mente esboza edificios históricos, de regios muros y prolífico pasado, testigos de contiendas, romances imposibles, intrigas palaciegas… Pero nada más lejos de la realidad si nos acercamos al último alojamiento de la red en abrir sus puertas, en 2020.

El Parador de Costa da Morte podría definirse como un enclave moderno, sostenible, vanguardista y, además, con alma. La de una tierra de viento y sal. Agreste, humilde y de marcada personalidad, que se encuentra anclada a las raíces y convive con leyendas que susurran al mar. Todo un universo de humedad milenaria, naufragios, hornos de leña, manos curtidas… confluyendo en este emplazamiento del cabo Fisterra.

Proyectado originalmente por el arquitecto gallego Alfonso Penela, el Parador de Costa da Morte se integra a la perfección con la orografía del terreno. Una manera de ceder protagonismo al paisaje y devolverle su sitio, su identidad.

La biblioteca del Parador, vestida totalmente de madera, cuenta con más de 300 volúmenes de autores gallegos. Ensayos, poesías, novelas, literatura infantil... un forma de descubrir, a través de las letras, el universo de Costa da Morte

El uso de elementos orgánicos y materiales decorativos (como la madera, para invocar a la naturaleza), crea una atmósfera consustancial, inherente al entorno. Además, cada una de las 67 habitaciones da nombre a puntos de interés geográfico en la zona (bahías, cabos, faros, rías…) y cuenta con una carta náutica. Pero son, sobre todo, las piezas artísticas las que nos vinculan con la tradición de este lugar. Una muestra de escultura y fotografía de artistas gallegos de los siglos XX y XXI, a la que ahora se suma el trabajo pictórico de Sofía Gandarias, que permite abrir una ventana al pasado de este territorio, para hablar del paisaje, de la historia, de la cultura local y también de sostenibilidad.

El Parador de Costa da Morte acoge obras de los escultores Francisco Leiro y Álvaro de Vega. Leiro (Cambados, Pontevedra, 1957), al que se le conoce como “leñador de bosques mágicos” es un artista y escultor de proyección internacional, que vive, crea y trabaja entre Nueva York, Madrid y Cambados. Heredero de la tradición pictórica española, ha sabido, no obstante, esgrimir un lenguaje propio, cercano al expresionismo, que vitaliza la madera y que dota de humanidad, pero también de inhumanidad a sus figuras.

En el caso de Álvaro de Vega (Paradela, Lugo, 1954), maestro en trabajar la figura animal y humana, recurre en sus obras a materiales tradicionales vinculados a la naturaleza, como el hierro, la cerámica, la madera… dando lugar a piezas de gran carga expresiva, donde predominan los volúmenes y la materia y se enfatizan los gestos. Eso es precisamente lo que transmite su gran obra Ola, conjunto escultórico compuesto por 75 piezas, realizadas en madera de eucalipto reciclada de bateas, que se encuentra en un hall del Parador y llena de vida el espacio.

Una obra de Francisco Leiro otorga personalidad a este rincón del Parador de Costa da Morte
La obra 'Ola', de Álvaro de Vega, ocupa uno de los espacio del Parador. 75 realizadas en madera reciclada
'Becerro". De Álvaro de Vega.

La fotografía es otra de las grandes protagonistas del Parador. Diez artistas que vehiculan la historia gallega a través de imágenes que ahondan en la cotidianeidad, en las raíces y en la sociedad de hace un puñado de décadas. Con la excepción a color de Manuel Sendón (A Coruña, 1951) y Xurxo Lobato (A Coruña, 1956) –representado, éste último, por la famosa imagen sobre el hundimiento del Prestige, que le valió el Premio Ortega y Gasset de Periodismo en 2003– la muestra se centra en el blanco y negro. En esa dualidad cromática, que nos lleva al centro de las emociones, sin florituras ni distracciones.

Es el caso de Ramón Caamaño (Muxía, A Coruña, 1908-2007), uno de los primeros en retratar las costumbres, el paisaje y a los habitantes de la Costa da Morte. Imágenes de gran realismo y fuerte carga psicológica, que elevan lo cotidiano a categoría de arte. José Suárez (Allariz, Orense, 1902 – La Guardia, Pontevedra, 1974), es otro de los artistas incluidos. El más internacional de los fotógrafos gallegos, que en 1936 realizó una película de marineros gallegos que luego tradujo a reportaje fotográfico. Su mirada cinematográfica está presente en la serie Mariñeiros, que se expone en el Parador, imprimiendo una estética vanguardista y transmitiendo un mensaje de gran concienciación social.

El drama de la emigración, tan presente en la memoria colectiva de los gallegos, también queda reflejado a través de la mirada de Manuel Ferrol (Camariñas, A Coruña, 1923- A Coruña, 2013) en una imagen que inmortalizó en el puerto de A Coruña, en la que un hombre y un niño lloraban una despedida. La de una esposa y madre, que embarcaba en el Juan de Garay rumbo a Buenos Aires. Una más de las muchas historias que vivieron el drama del exilio. Por su parte, José Vidal (Laxe, A Coruña, 1900 – 1988) que dejó un legado de más de 60.000 imágenes sobre las villas marineras de la comarca de Bergantiños, también está presente en el Parador retratando la vida cotidiana de familias numerosas de esta singular zona de Costa da Morte.

La despoblación, la vida rural en peligro de extinción y ese contraste con el progreso, que llegaba a cuentagotas a este lugar, es leit motiv de la obra de Virxilio Viéitez (Soputelo de Montes, Pontevedra, 1930-2008), de la que también hay muestra en el Parador de Muxía. Imágenes rotundas y carentes de artificio, insólitas, que presentan el contrapunto entre el pasado y el futuro, entre la tradición y la modernidad, la avenencia entre el continuismo y el desarrollo.

Dos santiagueses son protagonistas de esta fotografía de Ramón Caamaño, que se observa en primer término, en uno de los espacios comunes del Parador. Las imágenes que se aprecian al fondo también forman parte de la obra del artista
Las zonas comunes del Parador funcionan como galería expositiva. A la izquierda, la famosa imagen de Manuel Ferrol de una despedida en el puerto de A Coruña. Al artista se le conoce como "el fotógrafo de la emigración"
Obras de José María Masso, en el Parador de Costa da Morte

En el caso de Ruth Matilda Anderson (Cottonwood State Farm, Nebraska, 1893 – Nueva York, 1983), fotógrafa e investigadora de la Hispanic Society de Nueva York, la lente se fija en las actividades del campo y del mar propias de esta zona, y concretamente en las mujeres trabajadoras. Peixeiras, palilleiras, granxeiras, carrexonas… cuyo duro trabajo llamó la atención de la fotógrafa neoyorkina, que desembarcó en Vigo en agosto de 1924 y que durante dos años retrató de modo exhaustivo la cultura gallega. Algunas de esas imágenes se encuentran cedidas por la Hispanic Society de Nueva York al Parador.

El contrapunto a todo esto lo pone José María Masso (Bueu, Pontevedra, 1899 – 1981), que retrató a las clases más pudientes y nos dibujó una idea de cómo se divertía entonces la burguesía gallega de principios del XX. Sombrillas de playa, cabañas de baño, excursiones de grupos de amigos… un completo imaginario que nos lleva a la Galicia de los felices años XX, distendida, relajada y alejada de supersticiones y estereotipos. Otra realidad diferente a la rústica subsistencia

Sofía Gandarias. Prestige nº 1. Naufragio, 2005. Tinta, collage sobre papel, 70 x 50 cm

Galardonada con el premio Caballero de las Artes y de las Letras  y miembro del Patronato de la Fundación Yehudi Menuhin España, la artista vasca  Sofía Gandarias (Guernica, 1957 – Madrid, 2006) se incorpora a la muestra de arte contemporánea del Parador de Costa da Morte, con la presencia de tres collages, donados por la familia, dedicados al accidente del Prestige, en 2002. Cuadros sobre papel que simbolizan la fragilidad de la naturaleza y de nuestras vidas a través de tres estadios: Naufragio, Muerte y Renacer, de un desastre que marcó para siempre a Galicia. Imágenes que transmiten la simbología de lo efímero y las posibilidades del resurgir vital. Obras que se quedan en su casa, en este Parador de tierras gallegas, donde cobran su sentido más pleno.

Sofía Gandarias. Prestige nº 3. Renacer. 2005. Tinta, collage sobre papel, 70 x 50 cm.