El esperpento triunfa en el Reina Sofía

El esperpento triunfa en el Reina Sofía

 El museo presenta una de las exposiciones más ambiciosas de la temporada. Un proyecto que aborda el concepto creado por Valle-Inclán desde una perspectiva estética, pero también política, económica y social con obras que van desde el primer tercio del siglo XX hasta la actualidad.

Decía Valle-Inclán que “las imágenes más bellas en un espejo cóncavo se vuelven absurdas”, en alusión a los cristales que había en el madrileño callejón del Gato. También escribía que “el sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”. Algo que acabaría desembocando en el esperpento, esa palabra tan propia de nuestro país que, con el tiempo, ha rebasado las fronteras literarias y estéticas para introducirse en la política, en la sociedad y en nuestra vida diaria (no hay más que observar los acontecimientos que nos rodean).

Hemos interiorizado el esperpento, presente en todos los ámbitos de nuestro entorno. Con esa idea en la cabeza, el Museo Reina Sofía ha organizado un “ensayo expositivo” que promete ser uno de los atractivos de la temporada madrileña.

Esperpento. Arte popular y revolución estética ofrece un completo recorrido por pinturas, vídeos, cromos, diapositivas, marionetas y todo tipo de aparatos técnicos que abordan el concepto creado por el escritor –también fue catedrático de Estética– en la historia del arte español.

Centrada sobre todo en el primer tercio del siglo XX, la muestra abarca también las décadas posteriores y llega hasta nuestros días, gracias a un par de obras contemporáneas creadas para la ocasión por la compañía mexicana Lagartijas tiradas al sol –que arremete contra las potencias colonialistas–, y por Marcela Álvarez junto a Marcela Martínez.

Este es un proyecto en el que han colaborado hasta cinco comisarios, lo cual demuestra la complejidad y ambición de la muestra, que lleva preparándose más de dos años. El hilo conductor es ese elemento esperpéntico que subyace en las obras aquí presentes, cargadas de escenas grotescas, deformes, estridentes y carnavalescas.

Porque todo vale para deformar la realidad y mostrar esa tragicomedia que es la vida; desde las marionetas del teatro del Piccoli, que viven al son de las élites que mueven los hilos, hasta la prensa satírica, las escenas de aquelarres de Lucas Velázquez, el esqueleto sin ropa que mata a Lorca en la tabla de García Tella o las ‘carnavaladas’ de Laxeiro.

El recorrido por ese esperpento en el Reina Sofía se reparte por la primera planta del edificio Sabatini y se estructura en torno a ocho apartados. Como capítulos, aluden a la tradición de la cultura popular de la época decimonónica, la democratización de ciertos dispositivos ópticos relacionados con el cine, las farsas teatrales o la cultura de la violencia. Todo ello dentro del contexto de tres obras cumbre de Valle-Inclán: Luces de Bohemia, Tirano Banderas y Ruedo Ibérico.

Ellas son el contexto de las decenas de pinturas de autores fundamentales aquí expuestos como José Gutiérrez Solana, Leonardo Alenza, María Blanchard o Rosario de Velasco, además de otros nombres de la escena internacional como Umberto Boccioni, José Clemente Orozco y Caspar Neher.

Dice Teresa Velázquez, una de las comisarias, que la exposición pretende “zarandear” al visitante con todas esas imágenes surgidas del trauma, la crueldad y la revuela social, además de la “miserable realidad de la España de aquella época” y de todas las barrabasadas hechas durante la primera mitad del siglo pasado (cuando hubo dos guerras mundiales y una civil).

Son escenas tan duras, que solo podemos acercarnos a ellas a través del prisma de lo grotesco o lo deforme; como el impactante cuadro de Joaquim Martí-Bas sobre los Fusilamientos en la plaza de toros de Badajoz (1937) o el temerario personaje concebido por José Clemente Orozco que pone cara a El tirano (1947).

“La analogía histórica es la piedra angular del esperpento”, añade Velázquez. Por eso, el paseo por las obras del siglo pasado no solo ilustra la realidad del momento; también es extrapolable a la época actual. A fin de cuentas, siguen existiendo los mismos abusos, las mismas fechorías e idénticos atentados contra los derechos de los más débiles.

Por último, José Antonio Sánchez destaca la parte física de la muestra. El cuerpo se hace presente a través de las palabras que se escuchan desde los altavoces, los muñecos o títeres, las figuras proyectadas en pantallas de cine y la participación del propio espectador, que debe interactuar con elementos como la linterna mágica o las estereografías (sin nuestra participación, no serían más que manchas de colores).

Esperpento. Arte popular y revolución estética cuenta con el montaje expositivo de Francisco Bocanegra y podrá verse en el Reina hasta el 10 de marzo de 2025. Sol G. Moreno