El arte de Siena anterior a la peste negra llega al MET
El Museo Metropolitan de Arte de Nueva York (MET) presenta una exposición que profundiza en los albores del Renacimiento italiano y, en especial, en los artistas de la Escuela de Siena. Más de 100 obras de la primera mitad del siglo XIV entre las que destacan La Virgen y el Niño de Duccio, el políptico Orsini de Simone Martini o la Anunciación de Ambrogio Lorenzetti.
Hablar de Renacimiento es hablar de Florencia: también de Brunelleschi, Donatello, Giotto, Miguel Ángel o Ghiberti. Pero a tan solo 70 kilómetros de allí, bajo la sombra de esta ciudad museo, artistas como los hermanos Lorenzetti, Simone Martini o Duccio desarrollaban un lenguaje que reformularía el curso de la pintura europea. Eran hijos de uno de los epicentros de innovación y ambición cultural más importante en los siglos XIV y XV: Siena.
A partir del 13 de octubre, el público podrá asistir en el MET a la exposición Siena: The Rise of Painting, 1300-1350, que examina ese momento excepcional en los albores del Renacimiento italiano y el papel fundamental de los artistas sieneses. La muestra, integrada por fondos de la colección del museo neoyorquino y la National Gallery de Londres, incluye préstamos de docenas de otros prestamistas internacionales.
Las piezas están repartidas en 12 secciones, que tienen como objetivo contextualizar Siena como un importante centro de actividad artística, económica, política y religiosa en las décadas previas a la catastrófica aparición de la peste negra (alrededor de 1350).
Entre las pinturas más destacadas se encuentra La Virgen y el Niño, de Duccio, que se unió a la colección del MET en 2004 por la suma de 45 millones de dólares. Este cuadro es testimonio de un momento de transformación en el arte occidental, ya que el autor presenta imágenes sagradas bajo la apariencia de personajes de la vida cotidiana. Así, Duccio abandona las formas góticas y ese concepto bizantino del cuadro como icono simbólico del ser divino.
Otro autor sienés presente por aquellos años en la escena pictórica fue Simone Martini. Al igual que su maestro, en sus escenas de Virgen con Niño muestra el vínculo familiar que comparten, si bien María mantiene la cabeza ligeramente inclinada en reconocimiento de la condición divina de Jesús. A diferencia de la tabla de Duccio, la de Martini incluye una banda inferior llena de santos, donde se inserta además la figura de una mujer vestida con el hábito negro de una monja en posición de orar.
El recorrido guarda también un espacio para la obra maestra de Martini: el políptico Orsini. Consta de cuatro tablas de madera pintadas por ambas caras. Por un lado, las escenas cristológicas que aparecen son Camino del Calvario, la Crucifixión, la Deposición y el Entierro. En el reverso se representan el escudo de armas de la familia Orsini, la Virgen Anunciadora y el Arcángel Gabriel.
Uno de los elementos que se puede apreciar a simple vista es la multitud de personajes, que no se limitan solo a los esenciales de los relatos evangélicos. Esto dota al panel de una continuidad compositiva y un sentido narrativo, enlazando visualmente cada uno de los acontecimientos que tienen lugar en las cuatro tablas.
El último autor que compone esta triada de artistas sieneses es Ambrogio Lorenzetti, quien pintó la Anunciación y las Historias de san Nicolás. De este último cuadro se especula que pudo pertenecer a un tríptico, siendo esta la tabla central del conjunto, hoy perdido. Otra hipótesis sostiene que podría haber sido uno de los paneles laterales de un tabernáculo. Supuestos aparte, lo que sí se conoce es que Lorenzetti realizó esta obra durante un viaje a Florencia y que originalmente se encontraba en la iglesia de San Procolo (Verona).
The Rise of Painting también investiga la posición estratégica de Siena como parada principal en la Vía Francígena, una ruta histórica que se extendía desde Nápoles y Roma hasta París y Canterbury en el norte de Europa. Estas conexiones de la ciudad italiana con las redes comerciales mediterráneas la convirtieron en un mercado clave para la circulación de artículos de lujo producidos por tejedores altamente calificados de Irán y China.
Aquellas rutas tan transitadas generaron un tráfico internacional de personas, ideas y objetos (incluidos marfiles, esmaltes y textiles) a través de Siena, al tiempo que facilitó la difusión de las obras de artistas sieneses, como los nombrados Duccio, Martini y Lorenzetti. Nerea Méndez Pérez