Los primeros pasos del budismo en el Metropolitan
El museo neoyorquino muestra una serie de piezas clave para entender cómo esta religión irrumpió en la cultura india, de qué manera influyó el panorama espiritual previo y cómo se extendieron o popularizaron las enseñanzas de Buda en el país asiático.
Es habitual que los lugares que hoy en día se consideran sagrados para alguna religión lo lleven siendo desde hace siglos, incluso antes de que existiera la fe que los venera. Los romanos, por ejemplo, ya construían templos en zonas de culto de pobladores anteriores. Del mismo modo, los católicos edificaron iglesias sobre antiguas mezquitas (como el Cristo de la Luz de Toledo o la Catedral de Córdoba, que a su vez había alojado una iglesia visigoda).
El budismo también realizó esa práctica, como muestra la exposición del Metropolitan El árbol y la serpiente: arte budista temprano, del 200 a.C. al 400 d.C. En la primera parte se trata la irrupción de esta religión en un panorama religioso atestado de dioses y espíritus vinculados a la naturaleza, que habitaban en los árboles, las rocas o los ríos. Todo ello, junto a los primeros dioses védicos del incipiente hinduismo.
En ese contexto, el budismo supo asimilar la fuerte relación preexistente entre fe y naturaleza, algo que resultó de vital importancia para interpretar sus primeras representaciones artísticas.
Esto puede apreciarse en multitud de relieves que componen el recorrido de la muestra neoyorquina, donde a menudo aparecen flores, jardines cargados de frutos, animales reales y mitológicos… Además, los templos previamente dedicados a los árboles y las serpientes fueron escogidos por los budistas para levantar sus primeros monasterios, detalle que es precisamente el que ha inspirado el título de la exposición.
Después de esta primera parte, la muestra ahonda en otras cuestiones. Por ejemplo la resignificación de deidades negativas –los yakshas y las yakshis– como entidades protectoras budistas, la importancia de las reliquias del profeta y los templos en los que se albergan (denominados stupas). También aborda las ceremonias o la influencia de otras culturas externas, de modo que ofrece una imagen completa de los orígenes del budismo y su influencia en el arte indio.
La exposición cuenta con más de 125 piezas, la mayoría de ellas procedentes del país asiático. Muchos son relieves que, en origen, decoraron templos budistas, aunque también pueden contemplarse relicarios, esculturas, medallas y joyas. Incluso unas reliquias datadas entre el 240 y el 200 antes de Cristo.
Son especialmente reseñables algunas esculturas de gran calidad, provenientes del sur de la India y recientemente descubiertas en antiguos monasterios de la zona del Decán, porque se muestran al público por primera vez.
El árbol, y la serpiente puede visitarse hasta el próximo 13 de noviembre y se completa con un simposio sobre los orígenes del budismo que se celebrará durante los días 29 y 30 de septiembre. Sofía Guardiola