El Estado adquiere las mejores piezas de Alcora en Segre
Algunas obras fueron adquiridas mediante derecho de tanteo y otras en el precio de salida. En total fueron 12 las compradas por el Ministerio de las 25 que componían la colección (se adjudicaron 17 piezas).
Un triunfo para esta casa de subastas que, tal y como comentamos en nuestro artículo de previos, apostó por sacar al mercado este grupo de piezas atesoradas durante años por David Gallego Salcedo. El riesgo de fallar en las ventas existía, no lo vamos a negar. Los precios al límite podían echar atrás a los coleccionistas, la situación económica actual hace que los inversores valoren sus opciones y el mercado para estas obras es mayoritariamente nacional.
Sin embargo, era un riesgo medido, ya que contaban con un tipo de obras especiales, algunas de la máxima calidad, de una de nuestras mejores manufacturas –y que podían formar parte de cualquier museo estatal–, junto con el poder de convocatoria, que ya de por si ofrece la salida al mercado de una colección privada.
Algunas eran obras singulares y exclusivas, un factor importante en el mercado para entender cómo pueden ascender sus precios iniciales, sorprendiendo al público. Comenzando por los 12 ejemplares adquiridos por el Estado, las placas y benditeras eran un ejemplo de esta distinción. No en vano, la número 1207 pudo haber formado parte –como ya apuntamos– de la serie de benditeras de la Divina Pastora encomendada por el convento de las Descalzas Reales de Madrid en 1743 y elaborada por los siete mejores pintores activos en Alcora. Fue la pieza de mayor precio, nada menos que 33.000 € (sin incluir la comisión).
De cerca la siguió otra placa muy especial con representación de San Pascual Bailón hacia 1736-1749, patrón de Castellón, por la que el Estado ejerció su derecho de tanteo después de que un pujador on line ofreciera los 30.000 € de salida, lote 1208. La tercera pieza fue la número 1189, adquirida en 18.000 €. Esta vez en formato oval de la primera época, hacia 1727-1759, con la escena de la Visitación de la Virgen a su prima Isabel.
De la misma tipología, pero de la segunda época 1742-1798, el 1198 que representaba en su frente la Imposición de la casulla a San Anselmo consiguió los 8.000 € solicitados, y la número 1202, una Alegoría de Carlos III según grabado de Manuel Salvador Carmona, hacia 1775-1799, y por la que ofrecieron en sala los 20.000 €, nuevamente acabó en manos del Ministerio de Cultura.
La misma situación se vivió cuando un coleccionista al teléfono pujó por la salida del lote 1201 en 9.000 €, una benditera de perfil recortado y calado con la figura central de Cristo Crucificado de la primera época, hacia 1727-1749. La pareja de albarelos especiales, 1199 y 1200, hacia 1727-1747 se adjudicó en 10.000 € cada uno.
Como pudimos comprobar la primera época fue la más solicitada. A ella pertenecía el obelisco 1194, en loza esmaltada, hacia 1727-1759, en donde se mostraba la mejor calidad en la representación de bustos, niños y lambrequines según diseños de Jean Berain y que fue capaz de lograr los 14.000 € de salida. En 12.000 € se vendió la fuente 1195 de serie chinesca firmada por Jacinto Causada.
Las piezas para adornar la mesa también captaron el interés del público y se adquirió la castañera con plato a juego 1204 de finales del siglo XVIII en los 26.000 € iniciales, tras haber sido pujada en la sala. El 1205, una aceitera y vinagrera en forma de gallo y gallina del último cuarto del siglo XVIII, se vendió en los 12.000 € marcados.
Finalmente, varios coleccionistas privados adquirieron todos las obras de engaño con figuras de lagarto (1209-1210-1211-1212), cuyos precios precios oscilaron entre 4.000 € y 5.500 €. También encontró comprador la escribanía 1206, de la segunda época, en los 16.000 € solicitados.
Un éxito en la venta de esta colección de la que podremos disfrutar todos los amantes del arte. Sin duda, se ha marcado un referente en el mercado, donde habitualmente este tipo de piezas pasan de un coleccionista otro, por intermediación de algún marchante o anticuario, alejado del conocimiento público. Noemí Marín