Ignasi Aballí ‘corrige’ el pabellón español de La Biennale
El autor conceptual, representante de nuestro país en la exposición internacional de Venecia, ha concebido un proyecto a medio camino entre la arquitectura y la escultura que muestra “un espacio lleno dentro de algo vacío». Justo en el año en el que se cumple el primer centenario del pabellón concebido por Javier Luque, el artista ha querido reproducirlo en su interior girándolo 10 grados, adaptándolo así a los edificios vecinos.
La 59º edición de La Biennale de Venezia llega con algo de retraso, pues debería haberse celebrado en 2021. Sin embargo, este año de pandemia –y de espera– le ha permitido a Ignasi Aballí buscar en la ciudad de los canales algunos puntos curiosos para jugar con el espectador (un quiosco junto a los Giardini o una mítica librería local, entre ellos).
Porque, en el fondo, lo que este artista conceptual propone para el Pabellón de España es un pasatiempo que rebasa los límites de la diversión y plantea una serie de cuestiones más serias al espectador.
¿Qué pasaría si el edificio se girase 10 grados con respecto al actual? Pues que estaría alineado con los pabellones vecinos de Bélgica y Holanda. Bajo esta premisa inicial que surgió tras observar una vista aérea del pabellón español y notar que parecía desalineado, Aballí ha concebido Corrección, un trabajo sutil cargado de connotaciones –por lo que conlleva el adaptarse a los demás– y de humor, ya que no deja de ser una propuesta «de una nivel de absurdidad bastante grande», confesó ayer entre risas durante la presentación en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Bajo el comisariado de Bea Espejo, este proyecto viene a conmemorar el centenario del edificio como espacio expositivo, que a lo largo de los años ha alojado multitud de pinturas, esculturas, instalaciones y videoarte. Curiosamente, a partir del 23 de abril lucirá sus paredes vacías, aunque estará lleno de otras paredes que se le parecen y mucho (porque son prácticamente las mismas).
El artista ha llevado a cabo una revisión conceptual de la arquitectura creada en 1922 por Javier Luque. Con el proyecto prácticamente instalado, explica cuáles han sido sus sensaciones al visitarlo in situ. «Es curioso que en un solo pabellón se puedan ver a la vez conceptos tan antagónicos: recto y torcido, viejo y nuevo, vacío y lleno, dentro y fuera, temporal y permanente. Recoge muchos dobles sentidos que conviven y esos conceptos contrarios a mí me resultan muy interesantes».
Dentro de esa contradicción cabría hablar del proyecto como «un pabellón que está lleno de algo vacío». Pero un vacío con dobles sentidos –incluidos políticos–, que giran en torno al concepto de error, cambio o rectificación. Eso sí, para apreciar las sutiles propuestas de Aballí, es necesario dedicar más de los tres minutos que de media se emplean en visitar cada pabellón de La Biennale, como advierte Bea Espejo.
En esa visita «lenta y abierta» se enmarca la segunda parte del trabajo propuesto para Venecia y que rebasa las fronteras del propio pabellón español. Se trata de una especie de libro de artista, compuesto por un mapa y seis facsímiles con obras anteriores suyas que se podrán recoger gratuitamente en sendos puntos de la ciudad. Otro juego que invita a rectificar nuestra forma de conocerla, más allá de los circuitos turísticos. «La suma del pabellón y los libros es una retrospectiva encubierta», reconoce Aballí.
Como viene siendo habitual desde 2005, la participación de España en La Bienal está organizada por la Dirección de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID y cuenta con la co-organización de Acción Cultural Española (AC/E). Podrá visitarse desde el 23 de abril hasta el 27 de noviembre. Sol G. Moreno