Joan Miró. «El canto del pájaro al rocío de la luna». 1955. Colección particular en depósito temporal. © Successió Miró 2016.
65 OBRAS DE MIRÓ SE EXHIBEN DE MANERA PERMANENTE EN EL NUEVO ESPACIO CREADO POR MAPFRE
La Fundación Mapfre inaugura un nuevo Espacio Miró, donde presenta una colección compuesta por 65 obras del artista, además de cuatro esculturas y un óleo de Alexander Calder (obsequios de este al propio Miró, con quien mantuvo una gran amistad). Aunque las piezas han sido cedidas como depósito temporal por varias colecciones, de momento se exhibirán en estas dos salas de forma permanente. La mayoría de ellas data de las últimas décadas, pero también hay pinturas de diferentes periodos, donde Miró refleja continuamente los mismos asuntos, los reinventa y les da nueva vida.
El Espacio se ha dividido en cinco secciones. En la primera –Miró/Calder– se muestra la mutua admiración y la amistad existentes entre dos artistas que comparten el mismo interés por la depuración formal de los motivos, por la abstracción, el circo o el ballet. Como ejemplo de esta relación, destaca el Retrato de Joan Miró que le hizo Alexander Calder en alambre de acero. En la segunda –El signo y el gesto– ha encontrado lugar Mujer española (1972), un trabajo en el que se puede ver claramente el uso que el artista, en este caso Miró, hizo de distintos materiales como la arpillera, el cartón, el acrílico o el lienzo sin bastidor, que recuerdan el ambiente del informalismo que por estos años se desarrollaba en Europa. En la tercera –Mujeres, pájaros, estrellas– están los motivos principales de la obra del autor catalán pero renovados. Miró los utiliza como pretexto para estudiar la propia pintura y la gestualidad: el negro y el trazo duro y agresivo se alternan con arabescos y formas curvas ‘manchadas’ por las gotas que deja el acrílico sobre la tela, tal como vemos en Femme.
Una galería de monstruos forma parte de la sección titulada Las cabezas; criaturas extrañas, una veces traviesas y otras líricas. Cabezas solitarias que surgen del lienzo, que miran inquisitivamente al visitante y le producen una especie de miedo mezclado con el mismo humor que trasluce toda su obra. Desafío a la pintura, el último apartado, muestra un conjunto de obras que se entiende mejor cuando se recuerda la célebre frase del artista que “quería asesinar su pintura”. Los materiales de desecho, las tablillas, las resinas y los pegotes de pinturas ocupan un lugar destacado. Miró interviene en pinturas existentes de autores desconocidos, sobre las que pinta con un resultado que es una mezcla de los dos. En total, Miró hizo 10 de estas obras de las que se muestran cuatro, como Personajes en un paisaje cerca del pueblo, 1965. MPR