200 millones para Marilyn en Christie’s: ¿La ‘Mona Lisa’ moderna?
El mítico icono del siglo XX se ofrecerá en mayo en la sede de Nueva York de la casa de subastas. Con una estimación de 200 millones de dólares se espera que se convierta en la obra de arte moderno más cara de la historia, solo superada en otra categoría por el Salvator Mundi de Leonardo. Y como con aquella venta, las comparaciones con la obra más célebre del maestro italiano son parte fundamental del discurso de la casa de subastas.
¿Son todas las sonrisas enigmáticas? La interpretación de gestos por parte de los historiadores del arte puede ser bastante peculiar. Y con determinadas obras existe tanta bibliografía que empuja una conclusión particular que, aunque nuestros ojos y lógica nos digan lo contrario, estamos dispuestos a amoldarnos a ella.
Uno podría pensar que a estas alturas la narrativa de la misteriosa sonrisa de la Mona Lisa está tan agotada como se podría esperar –un tópico reservado para películas protagonizadas por Julia Roberts o bestsellers de Dan Brown– y que las interpretaciones propias de un estudiante de primero de carrera, que se enfrenta por primera vez a un análisis más allá de lo visible, se superan con el tiempo. Pero al parecer, estaría equivocado.
Christie’s ha anunciado, con toda la fanfarria que ha podido –incluida una rueda de prensa a ciegas–, que en su subasta de mayo ofrecerá Shot Sage Blue Marilyn de Andy Warhol con una estimación de 200 millones de dólares. Y en las declaraciones de Alex Rotter, el presidente de arte del siglo XX y XXI de la casa, y Georg Frei, presidente de la junta de la fundación Thomas and Doris Ammann –propietarios de la obra que donarán lo recaudado a beneficencia–, hay una constante: la comparación con la obra más célebre de Leonardo.
Según Frei, en la obra de Warhol «el espectacular retrato aísla a la persona y a la estrella: Marilyn, la mujer, ha desaparecido; las terribles circunstancias de su vida y su muerte se han olvidado. Sólo queda la enigmática sonrisa que la relaciona con otra misteriosa sonrisa de una distinguida dama, la Mona Lisa».
Dejando de lado que todos los retratos tienen la capacidad de alienar la personalidad del modelo e ignorar su experiencia vital –y que por lo tanto no se trata de una proeza del artista–, la necesaria comparación con una obra que el público ya tiene en un altar quita autonomía y valor intrínseco al warhol. Implicar que Marilyn es la Mona Lisa del siglo XX es menospreciarla. Cuando una cosa es el «algo de algo», a menudo es el «nada de nada».
La lástima es que esto no podría estar más lejos de la verdad. Shot Sage Blue Marilyn es una obra muy relevante en sí misma, con una enorme influencia en la plástica posterior. A partir de la muerte de la actriz en 1962 Warhol comenzó a crear serigrafías utilizando una fotografía promocional. Su proceso de creación en masa sufrió dificultades en 1964 cuando implementó en su cadena de montaje un procedimiento más complejo. Esta obra es, precisamente, una de las cinco con las mismas dimensiones producidas ese año. Según cuenta Christie’s las complicaciones derivadas de esta nueva técnica provocaron que el artista nunca volviese a hacer uso de ella.
En cuanto a su provenance, la pieza ha pasado por muchas galerías de primer nivel –Leon Kraushar, Leo Castelli Gallery, Fred Mueller– y ha sido expuesta en museos del todo el mundo (Guggenheim de Nueva York, Pompidou, Reina Sofía, Tate Modern…). Pasa el test de la validación institucional.
Como última dimensión a la hora de justificar la valoración en 200 millones de dólares, tenemos la trayectoria en mercado de Warhol. La referencia más directa es el resultado de 17 millones de dólares por Orange Marilyn en 1998 en Sotheby’s. Si a este remate de hace 25 años sumamos el récord en 2013 de 94 millones de dólares por Silver Car Crash, una pieza de gran relevancia en su producción pero mucho menos reconocible por el gran público, el incremento a 200 millones es completamente lógico en el actual contexto.
Como vemos, podemos sustentar el precio con datos objetivos, por lo que resulta sorprendente la innecesaria exageración en el discurso de Christie’s, que ha llegado a publicar que «Shot Sage Blue Marilyn es una de las imágenes más escasas y trascendentales que existen».
Teniendo en cuenta que la seriación es una característica fundamental en la obra de Warhol, esta declaración solo puede estar motivada por una firme decisión de dar la espalda a todo el significado genuino que pudo tener la pieza. Al igual que se ve en las palabras de Rotter: «Marilyn es la cúspide absoluta del arte pop y la promesa del sueño americano que encierra optimismo, fragilidad, celebridad e iconografía a la vez».
Así se convierte una pieza creada en un contexto de ironía, cinismo y pesimismo en un adalid de todo lo contrario. Eso es lo que se consigue: Warhol como el firme y serio defensor del sueño americano. Tal y como dijo la escritora Fran Lebowitz cuando le preguntaron sobre cómo la profecía de Warhol sobre los 15 minutos de fama se ha cumplido: «Esto es lo que pasa cuando una broma íntima se filtra». Así, nos olvidamos del verdadero mensaje del publicista que cambió buena parte de la historia del arte. Héctor San José.