La otra gran venta del día 13 fue Fuego a bordo, de Eliseo Meifrén por 29.000 euros
Siempre he pensado que las subastas reflejan de alguna manera no sólo los intereses y el gusto de los coleccionistas, y por tanto de una sociedad más o menos concreta, sino también de la economía de esa sociedad, del tejido mercantil que subyace tras los vendedores y compradores. En estos últimos tiempos la economía catalana se ha resentido, y las subastas lo reflejan.
En este sentido, me parece llamativa por un lado la oferta fundamentalmente catalana de Balclis –como la andaluza de Isbilya-, y por otro que la compra de lotes de cierta importancia parece centrarse casi exclusivamente en piezas de catalanes, con el riesgo que esa tendencia lleva consigo, sobre todo en momentos de incertidumbre política primero, y económica después, como los actuales.
En cualquier caso, Josep Maria Subirachs, es un nombre propio dentro de la cultura catalana de la segunda mitad del siglo pasado, gran escultor que realizó, entre otras, la magnífica decoración de la Virgen del Camino, de León o la intelectual Portada de la Pasión de la Sagrada Familia de Gaudí en Barcelona. Su bronce Comunicació, 1983 (1/6, 49 x 40 x 18 cm; 1898), con su habitual juego de contrarios, subió ante propios y extraños de 8.000 a 20.000 euros, una cantidad un tanto sorprendente si tenemos en cuenta la numeración de la obra, todo sea dicho, aunque en esta misma sala, su Diptic, 1987 se vendió por 40.000 euros en diciembre pasado (ver).
Y ya que estamos con esculturas, sobresalió también la venta por los 7.200 euros que se pedían del bronce Estática (132 cm de altura; 1599) de José Clará; modelo original de 1926, existen otras versiones en yeso y bronce en el MNAC de Barcelona o en el Museu Comarcal de la Garroxta. En esta línea, el mármol de Venancio Vallmitjana, Niña con una cruz (64 x 40 x 36,5 cm; 1495), de un gusto muy finisecular y un tanto retardatario a pesar de su indudable calidad, se vendió por apenas 3.000 euros, la salida.
La venta más importante de la licitación, sin embargo, no fue ni el bronce de Josep María Subirachs, ni el atractivo cuadro de Rafael Barradas que se ofrecía por 50.000 euros (ver artículo de previos) y que lamentablemente fue retirado de la subasta, sino un enorme lienzo de Eliseo Meifrén, Fuego a bordo (210 x 380 cm; 1479), vendido finalmente por los 29.000 euros de la salida. Presente en la Exposición Internacional Bellas Artes de Madrid en 1892, y en la tercera Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas de Barcelona en 1896, se había ofrecido en esta misma sala en mayo pasado por 45.000 euros, lejos de los 100.000 euros en que salió a pujas la primera, en Goya Subastas, allá por junio de 2015. Se ve que cuesta ajustar a veces el precio en este tipo de cuadros enormes… En una línea menos moderna pero de cierta renovación regionalista, destacó también el óleo de Román Ribera, El comerciante de telas (O/L, 100 x 115 cm; 1480); ofrecido por 6.000, las pujas se sucedieron hasta adjudicarse por 10.000 euros.
Si nos acercamos en el tiempo, a la segunda mitad del siglo XX, debemos citar tres ventas. Escena taurina (O/T, 60 x 64,5 cm; 1655) de Joaquín Terruella por los 4.000 euros iniciales, la misma cifra pagada por Una joven con un gato, 1971 (O/L, 60,5 x 73 cm; 1656) de Pere Pruna; de José Amat Pagés, su Vista de Sant Feliú de Guíxols (O/L, 60 x 80,7 cm; 1651) se adjudicó también por la salida, esta vez 6.000 euros.
Pasamos a repasar las ventas más contemporáneas. Por el lote más destacado, el papel de Antoni Tàpies, Blau i plástic sobre paper, 1969 (133 x 118 cm; 1900), por el que se pedían 30.000 euros -gracias a su buen tamaño y provenance, Martha Jackson Gallery de Nueva York, y Maeght de París-, no hubo interesados. Sí encontraron comprador, en cambio, dos interesantes obras: la primera, el dibujo a tinta, gouache y lápices de color sobre papel de Joan Ponç, La torre y el viejo (50 x 70 cm; 1901), de 1967, por los 2.500 euros propuestos; y la segunda, la suite con doce puntasecas con pochoir de Salvador Dalí, Le bestiaire de La Fontaine Dalinise, 1974 (129/250, 76 x 56 cm cada grabado; 1906), que subió de 3.000 a 5.500 euros.
Lejos ya de los regionalismos catalanes –todos los autores que hemos citado hasta ahora, lo eran-, conviene citar la venta por 5.000 euros, la salida de nuevo, del pastel y carboncillo de José Gutiérrez Solana, Un Âme (53 x 42 cm; 1567), expuesto en la Exposición General de Bellas Artes de Madrid de 1906; no es una gran venta, pero dados los tiempos que corren es más bien una buena noticia.
También lo fue, la venta por los 5.000 euros iniciales del lienzo atribuido en un primer momento a Jerónimo Jacinto de Espinosa, y luego en el catálogo digital gracias a la colaboración de Víctor Marco, al valenciano Vicente Castelló, La flagelación de Cristo (O/L, 219 x 180 cm; 1385). Menor ya, por el Santo Tomás de Aquino (O/L, 101 x 83 cm; 1402) de Fray Manuel Bayeu, hubo cierta lucha, y pasó de 1.500 a adjudicarse por 2.000 euros. Y no hubo mucho más. Feliz verano. Daniel Díaz @Invertirenarte