La casa madrileña vuelve a obtener buenas ventas en piezas del siglo XX donde destacaron el Juan Ismael y las esculturas de Equipo Crónica
Todos sabíamos que el luminoso lienzo de Asensio Juliá Hombre meditabundo ante un paisaje (O/L, 45 x 60,5 cm; 67) subiría de precio (leer). Los 15.000 euros iniciales que se pedían por él reclamaban una revisión, y más todavía cuando en la memoria teníamos aún la espectacular subida hasta 30.000 euros del impresionante dibujo de Fernando VII en la cuerda floja de en octubre pasado en Alcalá (leer). Al igual que en el óleo, las brumas iniciales en forma de pujas entre los compradores en sala y los teléfonos fueron deshaciéndose hasta alcanzar al final la luz, con una cifra que sumadas las comisiones y los impuestos queda en 38.582 euros. Buena venta, sin duda, aunque queda la pena de que el Estado no se hiciese con él para ampliar así la colección del Prado, que sólo tiene un lienzo de su mano…
En una línea nacional similar, hay que destacar también en Segre la importante subida del cuadro de José Elbo, Escena de taberna (O/L, 37 x 43,3 cm; 65), que pasó de 1.500 a nada menos que 6.000 euros, y la venta, por los 3.900 euros de la salida, del Retrato de dama, 1831 (O/L, 62 x 51 cm; 66) de Antonio María Esquivel.
Si retrocedemos ligeramente, a 1811, y nos trasladamos a la vecina Francia, encontramos otra de las grandes ventas de la tarde. Como atribuido al francés Guillaume Guillon Lethière se ofrecía en la subasta –pues en el catálogo de papel aparecía como de su mano- La muerte de Julio César (O/L, 49,5 x 72 cm; 63). Director de la Academia, inicia en ese 1811 un ciclo de cuatro pinturas monumentales sobre la historia de Roma, del que sólo concluye dos (en el Louvre), con sus bocetos correspondientes; de la tercera se conservaba un boceto en colección privada en EE. UU, y el de Segre, inédito. Y así, a pesar de la cautelas en la catalogación que comentamos, dos pujadores franceses mostrando su conocimiento y entusiasmo pujaron con fuerza al teléfono y subieron las pujas desde 600 hasta los nada menos que 26.000 euros, ofrecidos finalmente por un anticuario francés.
La venta de pintura antigua sigue la pauta nacional. Algunos pensábamos que se venderían varias piezas más, pero la conclusión es que el mercado aquí no se permite apenas alegrías gratuitas y ajusta mucho, quizá demasiado. Lo decimos porque se vendió, por los escasos 4.000 euros de la salida, el buen San Gregorio Magno (O/L, 100 x 77,5 cm; 51) del alicantino Jerónimo Jacinto de Espinosa, que merecía alguna puja más; porque apenas subieron a 5.000 euros los santos Abdón y Senén (O/T, 100 x 67 cm; 45) del valenciano Vicente Requena; y porque finalmente no hubo interesados en el oscuro lienzo con San Agustín de Hipona (O/L, 105 x 77 cm; 54) del jienense Sebastián Martínez, ni en la tabla, atribuida ‘con muchas reservas’ a Juan Sánchez Cotán, Epifanía de buen tamaño (O/L, 97 x 91,5 cm; 40), que se ofrecía por 15.000 euros. Sí se vendió, por la salida, 1.500 euros, el dibujo a tinta y agua sepia atribuido a Lazzaro Tavarone, La Virgen y el Niño ante san Bruno y santa María Magdalena Pazzi (19,8 x 14,2 cm; 1).
En el siglo XX, firma y especialidad de la casa, aunque obtuvo también buenas ventas, la decepción por la Caja vacía de Jorge Oteiza empañó ligeramente la cita; los 78.000 euros se demostraron excesivos, quizá porque los coleccionistas pensaron que la pieza era tardía, cuando se trataba simplemente de una variación del ejemplar de los años 50, conocido y reconocido, algo muy típicamente oteiziano contra el mercado, por otra parte.
La alegría llegó a la sala, eso sí, con aires canarios porque Juan Ismael no defraudó. Si su magnífico Amor hasta los huesos, 1935 fue comprado por el Estado en esta sala en diciembre pasado por 16.000 euros (leer), Árboles y escalera, 1947 (38 x 35 cm; 167), que salía por 3.000, subió contra todo pronóstico más de la cuenta y se adjudicó a un teléfono por 20.000 euros, cifra a la que no llegó el Estado, que se había quedado para intentar hacerse con ella… Con el que sí se hizo el Estado fue con el óleo sobre táblex de Gabriel García Maroto, Dos mujeres, c. 1930 (59 x 57 cm; 143), que ya había salido dos veces en esta misma sala; los 4.900 euros finales, no superan los 5.000 euros en que se ofreció en marzo de 2015 ni, por supuesto, los 9.000 de diciembre de 2014. En el fondo, me alegra saber que el Estado también se ajusta el cinturón, y compra cuando está en precio…
De Benjamín Palencia, por cierto, su lienzo Almendros en flor, 1970 (54 x 65 cm; 153) se vendió por la salida, 13.000 euros, pero quedó desierto Amapolas, 1973 (55 x 46 cm; 157), ofrecido por 15.000 euros. En escultura, el Equipo Crónica no falla, y sigue vendiendo, aunque sea por los precios de salida: 19.000 euros dieron por la Menina I, 1971 (23/25, 100 x 87 x 50 cm; 191), y 9.000 euros por Los tres músicos, 1971 (ed. 25, 64 x 60 x 23 cm; 198).
Acabamos con la obra sobre papel. Se confirma la potencia de Manolo Millares; aunque sus precios han bajado, se pagaron los 18.000 euros de la salida por Sin título, 1961 (óleo y gouache sobre papel, 49,5 x 69,5 cm; 181). Hubo un muy notable interés por las delicadas acuarelas con lápiz de Juan Genovés, que confirma su ascenso en el mercado en estos últimos años: Sin título (13-79) (39,3 x 69,1 cm; 186) y Sin título (20-79) (56,5 x 76,1 cm; 187) subieron de 6.000 y 7.000 euros respectivamente hasta los 9.000 euros cada una. En cambio, se demostraron excesivos los 13.000 euros pedidos por el grafito de Pablo Palazuelo, Ángulos nº 6, 1991; y en lienzo ya, los 3.200 euros por El Paisaje (552-87.32), 1987 de Jordi Teixidor, y los 9.000 por Di, 1998 de José Manuel Broto. Eso sí, acabamos con muy buen sabor de boca al ver cómo el aguafuerte y puntaseca de Picasso, Françoise, Claude, Paloma: La Lecture et les Jeux, III, 1953 (PA de 50 ejemplares, 25,9 x 30,8 cm; 339) pasó de 7.500 euros a rematarse por 11.000 euros.
Al final, los casi 400.000 euros de ventas sirven para calificar de nuevo como exitosa la cita de Segre. Daniel Díaz @Invertirenarte