NUMERO 41, ENERO-MARZO 2019

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Murillo vuelve a Sevilla; entrevista a Miguel Falomir; Antonio López y la Gran Vía; la colección de Jeffrey y Carol Horvitz; siempre nos quedará París en el Museo Reina Sofía; misticismo de Viola en Cuenca; Alonso Cano y la tradición clásica; la fuente de la Gracia; Pérgamo renace en Berlín; en el estudio de Michael D. Hermann; el cielo de los Monterrey.

Categoría: Revista

Descripción

ANIVERSARIOS

El Museo del Prado celebra su bicentenario. Las conferencias, congresos, obras de teatro, conciertos y, por supuesto exposiciones, son merecidas para una institución que ha soportado guerras, bombardeos, traslados de sus obras, robos, dispersión de sus fondos… Sin embargo, los españoles, tan dados a criticar todo lo nuestro, hemos encontrado en la pinacoteca nacional un motivo de orgullo, de reflexión sobre nuestra historia y también sobre nuestro futuro.

Sí, de futuro. Porque ya miramos al museo y hablamos del momento –2022– cuando el Salón de Reinos se incorpore al campus del Prado y se puedan ver sus fondos con una distribución más racional y conveniente para las obras maestras que guarda. A ello se refiere en la Entrevista su director, Miguel Falomir, y es bueno que su gran pasado nos ayude a pensar en un futuro mejor.

Y casi 100 años –90 en este caso– va a cumplir el edificio de Telefónica en la Gran Vía madrileña, uno de los primeros rascacielos que poblaron la primera gran arteria de la capital de España. Antonio López, que lleva trabajando más de 40 años sobre esta calle, muestra en el Portfolio la belleza de unos edificios –a veces son simples manchas–, a diferentes horas del día y de la noche, que por casualidad, va a coincidir con la presentación de sus nuevas aceras y mobiliario urbano. Por sus venas sigue corriendo la vida.

Pero antes de que llegue el nuevo año, 2018 se despide con la gran exposición de Murillo. IV Centenario. Han viajado hasta la capital andaluza, para celebrar los 400 años de su nacimiento, cuadros de todo el mundo, la mejor prueba del prestigio y reconocimiento a su magisterio. Y es que, superados los tópicos sobre su obra, este pintor representa una de las cumbres del barroco del Siglo de Oro. Buenas celebraciones y aniversarios.

Por Fernando Rayón

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